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La poda y el recorte de la trompeta de ángel

La poda y el recorte son prácticas de jardinería esenciales para el manejo de la trompeta de ángel, una planta que, gracias a su vigoroso crecimiento, puede alcanzar rápidamente un tamaño considerable. Lejos de ser un simple acto de mantenimiento, la poda es una herramienta estratégica que permite al jardinero dar forma a la planta, controlar su tamaño, mejorar su salud y, lo más importante, estimular una floración más abundante y espectacular. Entender cuándo, cómo y por qué podar es fundamental para maximizar el potencial de esta magnífica especie. Una poda bien ejecutada puede transformar un arbusto desordenado en un ejemplar escultural, ya sea en forma de un denso arbusto o de un elegante arbolito de un solo tronco, asegurando al mismo tiempo una estructura fuerte y una excelente circulación de aire.

La necesidad de podar la Brugmansia se hace evidente por su propia naturaleza. Sin intervención, puede convertirse en una masa enredada de ramas, con un interior congestionado que recibe poca luz y aire, lo que la hace más susceptible a plagas y enfermedades. La poda de limpieza elimina la madera muerta, dañada o enferma, mientras que la poda de aclareo abre el centro de la planta, mejorando la penetración de la luz y el flujo de aire. Estas prácticas no solo mejoran la apariencia de la planta, sino que son vitales para su salud a largo plazo.

Más allá del mantenimiento, la poda es la principal herramienta para dar forma a la planta según nuestras preferencias estéticas y las limitaciones de nuestro espacio. Se puede guiar para que crezca como un arbusto multitallo, pinzando los brotes para fomentar la ramificación, o se puede entrenar como un «estándar» o arbolito, eliminando las ramas inferiores para crear un tronco desnudo y una copa redondeada. Esta versatilidad permite integrar la trompeta de ángel en diversos diseños de jardín.

Finalmente, y quizás lo más importante para muchos jardineros, la poda influye directamente en la floración. Al entender que las flores se forman en el nuevo crecimiento que surge de las ramas maduras (aquellas que ya se han bifurcado en forma de «Y»), podemos podar para multiplicar estos puntos de floración. Un recorte estratégico después de una oleada de floración puede fomentar un nuevo crecimiento que producirá la siguiente ronda de flores, manteniendo la planta productiva durante toda la temporada.

El mejor momento para podar

El momento en que se realiza la poda es tan importante como la técnica utilizada. El período principal para la poda estructural y de rejuvenecimiento es a finales del invierno o principios de la primavera, justo antes de que la planta comience su nuevo ciclo de crecimiento. Podar en este momento, mientras la planta todavía está en estado de latencia o semi-latencia, minimiza el estrés y permite que la planta dirija toda su energía primaveral hacia la producción de nuevos brotes fuertes en las ramas que hemos seleccionado. Esta poda principal establece la estructura y el tamaño de la planta para la próxima temporada.

Otro momento clave para la poda es en otoño, justo antes de trasladar la planta al interior para su invernada en climas fríos. Esta poda tiene un propósito principalmente práctico: reducir el tamaño de la planta para que sea más manejable y quepa en el espacio de almacenamiento. Puede ser una poda bastante drástica, recortando las ramas principales a una longitud de 30 a 60 cm. Aunque pueda parecer severa, la Brugmansia es muy resistente y rebrotará vigorosamente desde esta madera vieja en la primavera.

A lo largo de la temporada de crecimiento, desde la primavera hasta el otoño, se pueden realizar podas ligeras o recortes de mantenimiento. Esto incluye la eliminación de cualquier rama muerta, dañada o que crezca de forma indeseada, como los chupones que surgen de la base de la planta si se está entrenando como un árbol. También se puede realizar un «pinzado» de las puntas de los brotes tiernos para fomentar una ramificación más densa. Además, recortar ligeramente la planta después de una gran oleada de floración puede estimular la aparición de nuevos brotes que producirán la siguiente ronda de flores.

Lo que se debe evitar es una poda severa a finales del verano o principios del otoño si la planta va a permanecer al aire libre en un clima suave. Una poda fuerte en este momento puede estimular un nuevo crecimiento tierno que no tendrá tiempo de madurar y endurecerse antes de la llegada del tiempo más fresco, haciéndolo vulnerable a los daños por frío. En general, las podas drásticas se reservan para el final de la latencia o el inicio de la invernada.

Técnicas de poda para diferentes formas

La versatilidad de la trompeta de ángel permite darle forma de varias maneras, siendo las más comunes la forma de arbusto y la de árbol estándar. Para crear una forma de arbusto densa y bien ramificada, la clave es el pinzado y el recorte regular desde que la planta es joven. Cuando un tallo joven alcanza cierta altura, se pinza o se corta la punta de crecimiento. Esto obliga a la planta a producir brotes laterales justo por debajo del corte, creando una estructura más frondosa. Repetir este proceso en las nuevas ramas dará como resultado un arbusto compacto y lleno.

Para entrenar la Brugmansia como un árbol de un solo tronco o «estándar», el enfoque es diferente. Se selecciona el tallo más fuerte y recto como tronco principal y se le permite crecer verticalmente, atándolo a un tutor si es necesario para mantenerlo derecho. A medida que este tronco crece, se eliminan sistemáticamente todas las ramas laterales que brotan a lo largo de su parte inferior. Este proceso se continúa hasta que el tronco alcanza la altura deseada para la copa (generalmente entre 1 y 1,5 metros). Una vez alcanzada esa altura, se deja que la planta se ramifique en la parte superior para formar la copa del árbol.

Una vez establecida la forma básica, la poda anual de mantenimiento ayudará a conservarla. Para la forma de arbusto, se recortan las ramas cada primavera para mantener un tamaño manejable y fomentar un nuevo crecimiento denso. Para la forma de árbol, la poda se centra en mantener la copa bien formada y abierta, eliminando las ramas que se cruzan o congestionan el centro, y continuando con la eliminación de cualquier brote que aparezca en el tronco principal.

Independientemente de la forma deseada, es fundamental utilizar las herramientas adecuadas. Usa siempre tijeras de podar, podadoras de dos manos o sierras de podar que estén limpias y bien afiladas. Los cortes limpios cicatrizan más rápido y son menos susceptibles a las infecciones. Al cortar una rama, haz el corte justo por encima de un nudo de hoja o de una unión de ramas, en un ligero ángulo para que el agua de la lluvia escurra y no se estanque en la superficie del corte.

Poda para estimular la floración

Uno de los objetivos más importantes de la poda de la Brugmansia es maximizar su producción de flores. Para lograrlo, es crucial entender cómo y dónde florece la planta. Las flores de la trompeta de ángel se desarrollan casi exclusivamente en el nuevo crecimiento que surge de las ramas maduras, es decir, aquellas que ya han desarrollado una bifurcación en forma de «Y». Las ramas jóvenes y rectas que aún no se han bifurcado no producirán flores. Por lo tanto, el objetivo de la poda para la floración es multiplicar el número de estas bifurcaciones.

La poda de principios de primavera es una excelente oportunidad para fomentar la floración. Al recortar las ramas del año anterior, se estimula la aparición de múltiples brotes nuevos justo por debajo de los cortes. Si estos cortes se realizan en ramas que ya tienen forma de «Y», muchos de los nuevos brotes que surjan también desarrollarán rápidamente sus propias bifurcaciones, aumentando exponencialmente el número de puntos de floración potenciales. Una buena regla general es recortar las ramas del año anterior, dejando al menos 2 o 3 nudos en cada una.

A lo largo de la temporada de crecimiento, se puede realizar una poda ligera conocida como «despunte» o «deadheading», aunque en el caso de la Brugmansia no se trata tanto de eliminar flores muertas (que suelen caer por sí solas) como de recortar las puntas de las ramas que acaban de terminar de florecer. Cortar un pequeño segmento de la rama, justo por encima de un nudo de hoja, puede estimular la ramificación y la producción de un nuevo ciclo de capullos florales más rápidamente que si se deja que la rama siga creciendo.

Es importante evitar un error común: la poda excesiva de las ramas superiores. Si se eliminan todas las ramas que han formado la estructura en «Y», la planta tendrá que empezar de cero, creciendo nuevos tallos que deberán madurar y bifurcarse antes de poder florecer, lo que puede retrasar significativamente la floración. Por lo tanto, la poda debe ser un equilibrio entre controlar el tamaño y preservar la estructura de ramificación madura que es la base de una floración espectacular.

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