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La poda y el recorte de la hosta

A diferencia de muchos arbustos y plantas perennes que requieren una poda estructural regular, las hostas son plantas de muy bajo mantenimiento en lo que respecta al recorte. Su rutina de poda es más una cuestión de estética y saneamiento que de necesidad para la salud de la planta. Sin embargo, realizar algunos recortes oportunos a lo largo de la temporada puede mejorar significativamente su apariencia, dirigir la energía de la planta hacia el desarrollo del follaje y ayudar a prevenir problemas de plagas y enfermedades. Entender cuándo y qué cortar te permitirá mantener tus hostas con un aspecto impecable desde la primavera hasta el otoño.

El recorte de las varas florales

A mediados o finales del verano, la mayoría de las variedades de hostas producen altas espigas o varas florales que se elevan por encima del montículo de follaje. Estas varas están adornadas con flores en forma de campana o trompeta, generalmente en tonos de lavanda, púrpura o blanco. La decisión de si cortar o no estas flores es en gran medida una cuestión de preferencia personal y estética. Algunos jardineros disfrutan de la delicada belleza de las flores, que pueden añadir una dimensión vertical y un toque de color adicional al jardín de sombra. Variedades como ‘Royal Standard’ o la Hosta plantaginea son incluso apreciadas por sus flores grandes y fragantes.

Sin embargo, muchos cultivadores de hostas prefieren eliminar las varas florales. La razón principal es que el principal atractivo de la hosta es su follaje, y la producción de flores y semillas consume una cantidad significativa de energía de la planta. Al cortar las varas florales, ya sea cuando recién emergen o justo cuando las flores comienzan a marchitarse, se redirige esa energía hacia el desarrollo de raíces más fuertes y hojas más grandes y vigorosas. Esto puede resultar en una planta más robusta y un follaje más exuberante durante el resto de la temporada y en los años venideros.

El proceso de eliminar las varas florales se conoce como «deadheading» o desfloración. Para hacerlo, simplemente usa unas tijeras de podar limpias o tus dedos para cortar el tallo de la flor lo más cerca posible de la base de la planta, donde emerge del montículo de hojas. Si decides disfrutar de las flores, es igualmente recomendable cortar las varas una vez que todas las flores se hayan marchitado. Dejar que se formen semillas no solo consume energía, sino que también puede dar como resultado un aspecto desordenado y plántulas no deseadas (y a menudo genéricamente verdes) la próxima temporada.

La decisión final es tuya. Puedes optar por cortar todas las varas florales para maximizar el crecimiento del follaje, dejar algunas por su valor ornamental, o incluso experimentar cortando las de algunas plantas y dejando las de otras para observar la diferencia. No hay una respuesta incorrecta, pero la práctica común entre los entusiastas de las hostas que priorizan el follaje es la eliminación de estas estructuras florales.

La limpieza de hojas dañadas

A lo largo de la temporada de crecimiento, es inevitable que algunas hojas de tus hostas sufran daños. Esto puede ser el resultado del ataque de babosas, daños por granizo, quemaduras solares, enfermedades fúngicas o simplemente el desgaste mecánico causado por el viento o el paso de animales. Estas hojas dañadas, marrones o rotas pueden restar valor a la belleza general de la planta. Realizar una limpieza cosmética regular no solo mejora la apariencia de la hosta, sino que también puede ayudar a prevenir la propagación de enfermedades.

La eliminación de estas hojas es un proceso sencillo. Utiliza unas tijeras de podar afiladas y limpias para cortar la hoja dañada por su pecíolo (el tallo de la hoja), lo más cerca posible de la corona o base de la planta. Es importante usar herramientas limpias, especialmente si sospechas de una enfermedad, para evitar la transmisión de patógenos de una planta a otra. Desinfecta tus tijeras con alcohol o una solución de lejía al 10% entre plantas como medida de precaución.

No hay necesidad de ser demasiado agresivo con esta limpieza. Elimina solo las hojas que estén significativamente dañadas o enfermas. Es normal que las hojas más viejas, en la parte exterior del montículo, comiencen a decaer hacia el final de la temporada. Puedes optar por eliminarlas para mantener un aspecto más ordenado o simplemente dejarlas que se descompongan de forma natural. La clave es mantener una vigilancia regular y actuar cuando veas una hoja que desmejora claramente la estética o la salud de la planta.

Esta práctica de limpieza se puede realizar en cualquier momento durante la temporada de crecimiento, desde la primavera hasta el otoño. Un rápido recorrido por tus macizos de hostas cada una o dos semanas te permitirá identificar y eliminar cualquier follaje problemático. Este simple acto de mantenimiento mantendrá tus plantas con un aspecto fresco y saludable, permitiendo que las hojas sanas y hermosas sean las protagonistas.

La poda de final de temporada

La poda más significativa que recibirán tus hostas ocurre al final de la temporada, en otoño. A medida que las temperaturas bajan y los días se acortan, las hostas entran naturalmente en un período de latencia. Sus hojas dejarán de crecer, comenzarán a ponerse amarillas y finalmente se marchitarán y colapsarán con las primeras heladas fuertes. Aunque este follaje en descomposición eventualmente se convertirá en materia orgánica para el suelo, se recomienda encarecidamente cortarlo y retirarlo como parte de la limpieza otoñal del jardín.

El momento ideal para esta poda es después de que las hojas se hayan vuelto completamente amarillas o marrones, pero antes de que se conviertan en una masa blanda y descompuesta. Cortar todo el follaje a nivel del suelo, dejando solo unos pocos centímetros de tallo, ofrece varios beneficios importantes. En primer lugar, mejora enormemente la estética del jardín durante los meses de invierno, dándole un aspecto limpio y ordenado en lugar de uno lleno de restos de plantas en descomposición.

Más importante aún, esta poda es una medida fitosanitaria crucial. El follaje viejo y en descomposición es el lugar perfecto para que los huevos de babosas, caracoles y otras plagas pasen el invierno, listos para eclosionar en primavera y atacar los nuevos y tiernos brotes. Del mismo modo, las esporas de enfermedades fúngicas pueden sobrevivir en los restos vegetales. Al eliminar completamente este material del jardín, interrumpes el ciclo de vida de estas plagas y patógenos, reduciendo significativamente la probabilidad de tener problemas la siguiente temporada.

Después de cortar el follaje, recógelo y deséchalo, especialmente si has tenido problemas de enfermedades. No lo añadas a la pila de compost a menos que estés seguro de que está libre de patógenos y plagas. Una vez que el área esté limpia, puedes aplicar una capa de mantillo protector para el invierno, como se describe en las prácticas de invernada. Esta poda final es el último paso para preparar tus hostas para un merecido descanso invernal, asegurando que regresen sanas y fuertes en la primavera.

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