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La invernada de la trompeta de ángel

La invernada de la trompeta de ángel es un procedimiento fundamental y, a menudo, el mayor desafío para los jardineros que cultivan esta joya tropical en climas con inviernos fríos. Al ser originaria de regiones donde las temperaturas nunca descienden hasta el punto de congelación, la Brugmansia no posee una resistencia natural a las heladas. Por lo tanto, sin una protección adecuada, una sola noche de helada puede ser suficiente para dañar gravemente o incluso matar a la planta. Planificar y ejecutar correctamente el proceso de invernada es la única manera de asegurar la supervivencia de la planta año tras año, permitiendo que madure, alcance un tamaño impresionante y ofrezca una floración cada vez más espectacular con cada nueva temporada.

El objetivo principal de la invernada es proteger la planta de las temperaturas de congelación mientras se la mantiene en un estado de latencia o semi-latencia. Durante este período, el crecimiento se detiene o se ralentiza drásticamente, y las necesidades de agua, luz y nutrientes de la planta se reducen al mínimo. La clave del éxito reside en proporcionar un entorno que sea lo suficientemente frío como para mantener la latencia, pero lo suficientemente cálido como para evitar que la planta se congele. Un garaje, un sótano, un porche cerrado o un invernadero sin calefacción suelen ser los lugares ideales para este propósito.

La preparación para el traslado al interior es tan importante como el propio almacenamiento invernal. Esto incluye una inspección exhaustiva en busca de plagas para evitar llevar infestaciones al interior, así como una poda estratégica que no solo facilita el manejo y el almacenamiento de la planta, sino que también la prepara para un crecimiento vigoroso en la primavera siguiente. Reducir el riego gradualmente antes del traslado también ayuda a que la planta entre en su fase de descanso de una manera más natural.

El proceso de despertar a la planta en primavera requiere la misma atención y cuidado. Una transición gradual de las condiciones de almacenamiento a las condiciones de crecimiento activo en el exterior es crucial para evitar el shock y asegurar un comienzo de temporada saludable. Dominar el ciclo completo de la invernada, desde la preparación en otoño hasta el despertar en primavera, es la marca de un jardinero dedicado y la garantía para disfrutar de la majestuosidad de la trompeta de ángel durante muchos años.

Decidiendo el método de invernada adecuado

Existen varios métodos para invernar una trompeta de ángel, y la elección del más adecuado dependerá del clima de tu región, del espacio de almacenamiento disponible y del tamaño de tu planta. El método más común para las plantas cultivadas en maceta es simplemente trasladar el contenedor a un lugar protegido antes de la primera helada. Un garaje adjunto, un sótano fresco o un porche acristalado que se mantenga por encima de los 2-5 °C son opciones excelentes. En este método, la planta puede mantener algunas hojas o perderlas por completo, entrando en un estado de latencia.

Si no dispones de un espacio interior grande, puedes optar por el método de invernada a raíz desnuda o con un cepellón reducido. Este proceso implica sacar la planta de su maceta o del suelo, sacudir la mayor parte de la tierra de las raíces y podar tanto la parte aérea como el sistema radicular de forma significativa. Luego, el cepellón restante se envuelve en arpillera o plástico ligeramente húmedo y se almacena en un lugar fresco y oscuro. Este método ahorra mucho espacio, pero es más estresante para la planta y tiene un mayor riesgo de fracaso si no se hace correctamente.

Para los jardineros que viven en climas con inviernos muy suaves (zonas de rusticidad 9 o superiores), donde las heladas son ligeras y poco frecuentes, es posible invernar la planta al aire libre con protección. En este caso, la planta se deja en el suelo y, antes de una helada prevista, se riega bien la tierra y se aplica una capa muy gruesa de mantillo (paja, hojas secas) alrededor de la base para aislar las raíces. Además, se puede cubrir toda la planta con una manta antiheladas o arpillera. Las partes aéreas pueden morir, pero si las raíces sobreviven, la planta rebrotará desde la base en primavera.

Finalmente, una opción menos común pero viable para quienes tienen espacio y luz es tratar la Brugmansia como una planta de interior durante el invierno. Esto implica colocarla en una habitación luminosa y continuar regándola y cuidándola, aunque con menor frecuencia que en verano. Sin embargo, este método puede ser problemático debido al aire seco de la calefacción interior, que favorece a plagas como los ácaros araña, y la planta puede volverse larguirucha debido a la menor intensidad de luz. Generalmente, permitir que la planta entre en latencia es más fácil y saludable para ella.

Preparación de la planta para el almacenamiento invernal

La preparación adecuada de la trompeta de ángel antes de su almacenamiento invernal es un paso crucial para asegurar su supervivencia. Este proceso debe comenzar unas semanas antes de la primera helada prevista en tu zona. Comienza por reducir gradualmente la fertilización en otoño para señalar a la planta que es hora de ralentizar su crecimiento. La última aplicación de fertilizante debe ser al menos un mes antes de trasladarla al interior. Continúa regando según sea necesario, pero permite que la tierra se seque un poco más entre riegos.

Una inspección minuciosa en busca de plagas es absolutamente esencial. Revisa cuidadosamente el envés de las hojas, los tallos y los nudos en busca de ácaros araña, mosca blanca, pulgones o cochinillas. Trasladar una planta infestada al interior puede provocar una explosión de la población de plagas en el ambiente protegido, que luego puede extenderse a otras plantas de interior. Si encuentras alguna plaga, trata la planta a fondo con jabón insecticida o aceite de neem antes de llevarla adentro. Es una buena idea aplicar un tratamiento preventivo incluso si no ves plagas evidentes.

La poda es otra parte importante de la preparación. Podar la planta antes de almacenarla tiene múltiples beneficios: reduce su tamaño, haciendo que sea mucho más fácil de mover y de almacenar; elimina el follaje que de todos modos se caería en el interior, evitando el desorden; y estimula un crecimiento más compacto y ramificado en la primavera. Puedes podar la planta de forma bastante severa, recortando las ramas hasta dejar un marco principal de unos 30 a 60 cm de altura. Realiza cortes limpios y en ángulo para evitar la acumulación de agua.

Una vez podada e inspeccionada, es el momento de trasladarla a su lugar de invernada. Si la planta está en el suelo, tendrás que desenterrarla con cuidado, tratando de conservar la mayor parte posible del cepellón. Luego, puedes plantarla en una maceta lo suficientemente grande como para albergar las raíces y rellenarla con tierra para macetas. Riega ligeramente la planta una última vez después de colocarla en su lugar de almacenamiento para asentar la tierra.

Cuidados durante el período de latencia

Durante el período de latencia invernal, las necesidades de la trompeta de ángel se reducen drásticamente, y el principal error que se puede cometer es cuidarla en exceso. El objetivo es mantenerla viva pero inactiva, no estimular su crecimiento. El riego es el aspecto más crítico del cuidado invernal. El sustrato debe mantenerse apenas húmedo, al borde de la sequedad. Un riego excesivo en un ambiente fresco y sin crecimiento activo conducirá inevitablemente a la pudrición de las raíces, que es la principal causa de muerte de las Brugmansias durante la invernada.

La frecuencia de riego dependerá de las condiciones de tu lugar de almacenamiento (temperatura, humedad). En un sótano fresco y húmedo, es posible que solo necesites regar la planta una vez al mes o incluso menos. En un garaje más seco, puede que necesites un riego ligero cada dos o tres semanas. La mejor manera de saber cuándo regar es revisar la tierra periódicamente. Solo añade una pequeña cantidad de agua cuando los primeros 5-10 centímetros de sustrato estén completamente secos. Es mucho mejor pecar de regar poco que de regar en exceso.

La luz y la fertilización son mucho más sencillas: la planta no las necesita. Durante la latencia, la Brugmansia no está realizando la fotosíntesis de manera activa, por lo que puede almacenarse en un lugar oscuro o con muy poca luz. La luz podría incluso estimular un crecimiento débil y pálido que es indeseable. La fertilización debe suspenderse por completo desde el momento en que preparas la planta para la invernada hasta que reanudes su crecimiento en primavera. Fertilizar una planta en latencia es inútil y puede dañar las raíces al causar una acumulación de sales en el suelo.

A lo largo del invierno, es una buena idea inspeccionar la planta de vez en cuando. Revisa si hay signos de plagas que puedan haber sobrevivido al tratamiento inicial o si hay moho en los tallos o en la superficie del suelo. Retira cualquier parte que parezca enferma o podrida para evitar que se propague. Aparte de estas comprobaciones ocasionales y el riego mínimo, la mejor estrategia es, en gran medida, dejar la planta en paz y permitir que descanse.

El despertar de la planta en primavera

Cuando el invierno llega a su fin y los días comienzan a alargarse y a ser más cálidos, es hora de empezar a pensar en despertar a tu trompeta de ángel de su letargo invernal. Este proceso debe ser gradual para no someter a la planta a un shock. El momento adecuado para comenzar es unas 6-8 semanas antes de la última fecha de helada prevista en tu región. El primer paso es trasladar la planta de su lugar de almacenamiento oscuro y fresco a un área más luminosa y ligeramente más cálida, como cerca de una ventana en el garaje o en un porche cubierto.

Con el aumento de la luz y la temperatura, puedes empezar a incrementar el riego gradualmente. Comienza regando a fondo la tierra, que probablemente estará muy seca después del invierno. A partir de entonces, mantén el sustrato ligeramente húmedo. Este aumento de la humedad, combinado con la luz, señalará a la planta que es hora de reanudar el crecimiento. En poco tiempo, deberías empezar a ver la aparición de pequeños brotes verdes en los tallos leñosos. Este es el signo de que la planta ha sobrevivido al invierno con éxito.

Una vez que el nuevo crecimiento sea evidente, puedes comenzar a fertilizar. Empieza con una dosis de fertilizante líquido equilibrado diluida a la mitad de la fuerza recomendada. A medida que el crecimiento se acelere, puedes aumentar gradualmente la concentración y la frecuencia de la fertilización hasta alcanzar el régimen normal de la temporada de crecimiento. Este es también un buen momento para realizar cualquier poda de limpieza final, eliminando cualquier punta de rama que se haya secado durante el invierno y dando forma a la planta para la nueva temporada.

El último paso es la aclimatación a las condiciones exteriores, un proceso conocido como «endurecimiento». Una vez que las temperaturas nocturnas se mantengan de forma fiable por encima de los 10 °C, puedes empezar a sacar la planta al exterior. Comienza colocándola en un lugar sombreado y protegido del viento durante unas pocas horas al día. A lo largo de una o dos semanas, aumenta gradualmente el tiempo que pasa al aire libre y la cantidad de sol directo que recibe. Este proceso fortalece los nuevos brotes y evita que las hojas se quemen, preparando a tu Brugmansia para un verano lleno de crecimiento y flores.

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