La invernada de la margarita de anís
La estrategia para ayudar a la margarita de anís a sobrevivir el invierno depende fundamentalmente del clima de la región en la que se cultiva. En su hábitat natural y en zonas de rusticidad cálidas, puede comportarse como una perenne de corta vida, regresando durante algunas temporadas. Sin embargo, en la mayoría de los climas templados con inviernos fríos y heladas, se cultiva más comúnmente como una planta anual. Comprender las opciones de invernada, ya sea protegiéndola en el exterior o trasladándola al interior, permite a los jardineros tomar decisiones informadas para disfrutar de esta encantadora planta más allá de una sola temporada.
Comportamiento según la zona climática
La resistencia al frío de la margarita de anís es limitada, lo que define su ciclo de vida en diferentes entornos geográficos. Generalmente, se considera una planta perenne tierna o anual, adecuada para las zonas de rusticidad del USDA 9 a 11. En estas regiones, donde las temperaturas invernales rara vez descienden por debajo del punto de congelación durante períodos prolongados, la planta tiene una buena probabilidad de sobrevivir al invierno en el exterior y rebrotar en la primavera siguiente. En estos climas, a menudo se comporta como una perenne de corta duración, prosperando durante dos o tres años antes de perder vigor.
En las zonas de rusticidad 8 o inferiores, donde los inviernos traen consigo heladas fuertes y temperaturas de congelación sostenidas, la margarita de anís no suele sobrevivir al aire libre. En estas condiciones, la planta completa su ciclo de vida en una sola temporada, desde la germinación en primavera hasta la muerte con la primera helada fuerte del otoño. Por esta razón, en la mayoría de las regiones de climas templados, se trata como una planta anual, sembrándola de nuevo cada primavera a partir de semillas o comprando nuevas plántulas en los viveros.
La capacidad de la planta para auto-sembrarse puede influir en su aparente perennidad, incluso en climas más fríos. En condiciones ideales, si se permite que algunas de las flores maduren y produzcan semillas, estas pueden caer al suelo y germinar la primavera siguiente cuando las condiciones sean favorables. Esto puede dar la impresión de que la planta original ha sobrevivido al invierno, cuando en realidad se trata de una nueva generación. Dejar algunas flores al final de la temporada para que produzcan semillas puede ser una estrategia para asegurar su regreso el año que viene sin esfuerzo adicional.
Por lo tanto, el primer paso para decidir cómo invernar tu margarita de anís es conocer la zona de rusticidad de tu jardín. Esta información te indicará si es factible intentar que la planta sobreviva al aire libre o si es necesario considerar otras opciones, como trasladarla al interior o simplemente tratarla como una anual y planificar su resiembra. Aceptar su naturaleza efímera en climas fríos es a menudo el enfoque más práctico y realista.
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Protección en el exterior en climas límite
En las zonas de rusticidad marginales, como la zona 8, donde las heladas son moderadas pero no extremas, es posible que la margarita de anís sobreviva al invierno con algo de protección adicional. El éxito de la invernada en el exterior en estas zonas depende en gran medida de dos factores: un drenaje excelente y la protección contra la humedad invernal excesiva. Un suelo que permanece húmedo y frío durante el invierno es la mayor amenaza para las raíces de la planta, haciéndolas susceptibles a la pudrición.
Una de las técnicas más efectivas para mejorar las posibilidades de supervivencia es la aplicación de una capa gruesa de mantillo seco después de la primera helada ligera del otoño. Materiales como hojas secas, paja o corteza de pino pueden ayudar a aislar la corona de la planta y las raíces de las fluctuaciones extremas de temperatura. Es crucial aplicar el mantillo cuando el suelo ya esté frío para no atrapar el calor y la humedad, lo que podría fomentar la pudrición. La capa de mantillo debe tener un grosor de unos diez a quince centímetros.
Además del mantillo, es importante considerar el microclima dentro del jardín. Plantar la margarita de anís en un lugar protegido, como cerca de la base de un muro orientado al sur o al oeste, puede ofrecer una protección significativa. Estas estructuras absorben el calor solar durante el día y lo irradian durante la noche, creando un ambiente ligeramente más cálido que puede marcar la diferencia entre la supervivencia y la muerte de la planta durante una helada. Evita plantar en hondonadas o áreas bajas donde el aire frío tiende a asentarse.
En la primavera, es vital retirar el mantillo gradualmente a medida que el clima se calienta y el peligro de heladas fuertes ha pasado. Quitar el mantillo demasiado pronto puede exponer a la planta a heladas tardías, mientras que dejarlo demasiado tiempo puede sofocar el nuevo crecimiento e impedir que el suelo se caliente. Una vez retirado el mantillo, se debe esperar a ver si aparecen nuevos brotes desde la base de la planta. Si no hay signos de vida a finales de la primavera, es probable que la planta no haya sobrevivido.
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Invernada de plantas en macetas
Para los jardineros en climas fríos que deseen preservar una planta de margarita de anís particularmente hermosa, la invernada en el interior es la opción más fiable. Las plantas cultivadas en macetas son las candidatas ideales para este método, ya que pueden trasladarse fácilmente sin perturbar sus raíces. El proceso debe comenzar antes de la primera helada fuerte del otoño, mientras la planta todavía está en buenas condiciones.
Antes de llevar la planta al interior, es fundamental inspeccionarla a fondo para detectar cualquier signo de plagas como pulgones, ácaros araña o moscas blancas. Trasladar una planta infestada al interior puede provocar una explosión de la plaga en el ambiente cálido y protegido de la casa, donde puede extenderse a otras plantas de interior. Es aconsejable tratar preventivamente la planta con un jabón insecticida o aceite de neem, asegurándose de cubrir bien todas las partes, incluido el envés de las hojas. También es un buen momento para podar la planta ligeramente, eliminando las flores marchitas y cualquier crecimiento débil o dañado.
Una vez dentro, la planta necesitará la mayor cantidad de luz posible. Una ventana orientada al sur es la ubicación ideal. La margarita de anís no entrará en una verdadera dormancia en el interior, pero su crecimiento se ralentizará significativamente debido a la menor intensidad y duración de la luz. Durante este período, sus necesidades de agua se reducirán drásticamente. Riega solo cuando la capa superior del sustrato esté completamente seca al tacto, y nunca dejes la maceta en un plato con agua estancada.
No es necesario fertilizar la planta durante los meses de invierno. La alimentación debe suspenderse hasta la primavera, cuando los días comiencen a alargarse y se observe un nuevo crecimiento activo. A medida que se acerca la primavera, puedes comenzar a prepararla para su regreso al exterior una vez que haya pasado todo peligro de heladas. Este proceso implicará una aclimatación gradual, similar a la que se realiza con las plántulas jóvenes, para evitar el shock del cambio de condiciones.
Recolección de semillas para la siguiente temporada
Para muchos jardineros, especialmente en climas fríos, la estrategia más sencilla y sostenible para la «invernada» de la margarita de anís no es salvar la planta madre, sino asegurar la siguiente generación mediante la recolección de sus semillas. Este método no solo es práctico, sino que también es una forma gratificante de participar en el ciclo de vida completo de la planta. Para ello, es necesario permitir que algunas de las flores al final de la temporada se marchiten y permanezcan en la planta en lugar de eliminarlas.
A medida que las flores se secan, el centro de la margarita se hinchará y se convertirá en una cabeza de semilla. Observa estas cabezas de semilla de cerca; estarán listas para la recolección cuando se hayan vuelto marrones, secas y quebradizas al tacto. Es importante recolectarlas antes de que se abran por completo y dispersen las semillas por sí mismas. Con cuidado, corta las cabezas de semilla secas de la planta y colócalas en una bolsa de papel o en un sobre.
Una vez recolectadas, lleva las cabezas de semilla al interior y déjalas secar completamente en un lugar cálido y seco durante una semana o dos. Después de este período de secado, puedes separar las semillas de la paja frotando las cabezas de semilla secas entre tus manos sobre una hoja de papel blanco. Las pequeñas semillas oscuras se separarán del resto del material. Desecha los restos de la flor y guarda solo las semillas.
Almacena las semillas limpias y secas en un sobre de papel o en un frasco de vidrio pequeño, etiquetado con el nombre de la planta y la fecha de recolección. Guarda el recipiente en un lugar fresco, oscuro y seco, como un cajón o un armario, hasta la primavera siguiente. Este método garantiza que tendrás un suministro fresco de semillas listas para ser sembradas, permitiéndote disfrutar de la belleza de la margarita de anís año tras año, independientemente de la dureza del invierno.
📷Miwasatoshi, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons
